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¡ARRIBA, PARIAS DE LA TIERRA!

Cartel de la obra
Nos declaramos «muy fans» de Juan Mayorga y así se lo hemos comunicado a él varias veces, y así lo hemos dicho aquí varias veces. ¿Pero como no serlo de un autor que cuida sus textos al máximo? Crea unas obras con diversos niveles de lectura en los que recrearse como espectador. Así lo vimos en Famélica.
Es la última pieza de este autor en llegar a la cartelera madrileña y en la que se nos propone, desde una gran empresa imaginaria, una metáfora de los movimientos políticos de izquierda de finales del siglo XIX y principios del XX. Se nos acerca a sus planteamientos, sus bases, sus ideales, su filosofía. Se nos acerca a los pensamientos de Marx, de Lenin, de Bakunin, de Gramsci...
Así se nos cuenta como en una gran empresa se forma un grupo ilegal que pretende reclutar al protagonista de la obra para la causa. Se proponen «crear una sociedad secreta de hombres sin cadenas» que se aproveche de los «recovecos» de dicha corporación para su propio provecho. Así se protejerán unos a otros para encubrirse a la hora de no trabajar y escaquearse con el afán de dedicarse cada uno a sus propias pulsiones, sus pasiones.
Y no quiero desvelar mucho más de la obra. Quiero que te acerques al Teatro Lara y que veas la representación, que te dejes llevar por los personajes y sus hilarantes situaciones y diálogos. Sí, lo sé, a veces baja un poco el ritmo pero lo achaco a que fue el estreno y a que le faltaba un poquito de rodaje y a los nervios de la primera representación. No dudamos de la maestría de Nieve de Medina (Un franco catorce pesetas, y un Goya por Los lunes al sol) y Rulo Pardo (Sexpearemente) y de sus compañeros de reparto Juanma Diez (proveniente del mundo de la improvisación donde a participado en compañias como Jamming o los Match de improvisación) y Xoel Fernández, quien también participa en la producción.

La puesta en escena y dirección corren a cargo del argentino Jorge Sánchez, quien tras haber trabajado profusamente al otro lado del Atlántico desembarcó en nuestras costas para crear el grupo de exploraciones teatrales La Cantera en el marco del cual se ha creado este texto.


Podéis encontrar el libro en edición papel aquí


Apunta: Rubén Sintes




Ficha artística y técnica

Dramaturgia: JUAN MAYORGA
Dirección y Puesta en Escena JORGE SÁNCHEZ
Actuación NIEVE DE MEDINA, JUANMA DIEZ, XOEL FENÁNDEZ, RULO PARDO
Diseño Escenográfico CARMEN LARA CUENCA
Diseño Sonoro e Iluminación MICHAEL
Ayudantes de Dirección y Producción MARTA CUENCA
Producción XOEL FERNÁNDEZ / JUANMA DIEZ / JORGE SÁNCHEZ
Con el apoyo de JAMMING / Estudio JUAN CODINA
Un proyecto de LA CANTERA -exploraciones teatrales-

ÉTICA PERIODÍSTICA PARA ANDAR POR CASA


¿Cuánto pesas?
¿Cómo te llamas?
¿Qué edad tienes?

Estas preguntas se repiten a lo largo de la obra El arte de la entrevista que, como su propio nombre indica, se estructura como una entrevista de una hora y media en la que se van intercambiando entre los cuatro personajes la función de entrevistado y entrevistador, cambiando su posición de privilegio según estén a un lado u otro de la cámara. De esta forma se van desgranando los secretos de tres generaciones de mujeres de una misma familia y de un personaje tangencial a esta: un fisioterapeuta especializado en la tercera edad que cuida de la abuela de la casa.
La obra mantiene la estructura clásica de unidad de acción, tiempo y lugar ejemplificada en un día en la vida de una familia donde saldrán a la luz algunos secretos que han permanecido ocultos mucho tiempo.
Tres mujeres, tres generaciones y formas de enfrentarse a una misma situación, en este caso, una ingenua entrevista para una clase de filosofía de la más pequeña de la casa.  
Toda la obra es una excusa para hablar sobre los límites de la entrevista, los puntos de vista, la responsabilidad moral del que pregunta y las consecuencias derivadas de lo que se inquiere. Esto es lo mejor de la obra, esto y cómo se plasma en algunos momentos de la puesta en escena. Los personajes van ocupando su lugar en un lado u otro de la cámara en función de lo que en cada caso necesitemos saber de cada uno. Este es el acierto de la puesta en escena. El resto, una pura excusa que sirve para medio justificar esta historia.
La obra arranca con muchas pretensiones, pero a medida que avanza la trama se va desinflando el interés por el argumento, lo único interesante: el recurso menos realista de la obra (cómo los personajes se van enfrentando a su relación con la cámara). Lo mismo sucede con las interpretaciones que van perdiendo intensidad y parece que los caracteres de los personajes se desdibujan conforme avanza el relato. Actitudes incoherentes de algunos personajes y una conclusión poco justificada una vez que se resuelve el misterio familiar.
Los actores están y no están a ratos. A destacar, sin duda, la interpretación de Luisa Martín y a revisar la de Ramón Esquinas tanto en dirección como en actitudes textuales. Es el personaje más difícil de encajar en la obra, porque tampoco se justifica mucho su aparición en el desarrollo de la trama. Aunque ya se sabe eso que se dice de los personajes, que todos están puestos ahí para algo. En este caso, al personaje de fisioterapeuta habría que preguntarle su “porqué”. La hija que es a la vez nieta, a la que pone voz y cuerpo la actriz Elena Rivera, defiende su papel desde una ingenuidad que no sé si es la acertada y no deja que aflore toda la dimensión del personaje. Y finalmente, la abuela, Alicia Hermida, que lleva su personaje a un lugar que se apoya más en el cliché que en la interpretación realista: ¿está enferma, juega a hacerse la  enferma? Esto no queda claro en la obra. Un pequeño tirón de orejas al director Juan José Alfonso que, a mi gusto, no ha sabido enfocar adecuadamente este texto de Juan Mayorga, que parece que aún está por revisar.
Pero a pesar de esto, la obra tiene una muy buena intención en cuanto a la búsqueda que propone (investigar sobre el arte de la entrevista) y te lleva a cuestionarte en algún momento, qué preguntarías tú o que no te gustaría que te preguntaran en determinadas situaciones. En realidad, El arte de la entrevista es una clase de periodismo que se nos da desde el escenario a la que muchísimas de las personas que aparecen en la televisión deberían asistir. ¡Cómo cambiarían nuestras pantallas catódicas!  

¿Has ido a ver El arte de la entrevista? ¿Vas a ir a verla?

Aún estás tiempo en el Teatro María Guerrero hasta el 13 de abril.

Apunta: Rubén Sintes







REPARTO:

EQUIPO ARTÍSTICO: 
Juan José Afonso (Dirección)
Elisa Sanz (Escenografía y vestuario)
Carlos Alzueta(Iluminación)
Marc Álvarez (Música)
Laura Ortega (Ayudante de dirección)
Esperanza Santos (Diseño de Cartel)
marcosGpunto (Fotos)
Paz Producciones (Videoclip)
Producción Iraya Producciones

EL NÚMERO DE LA FELICIDAD



Cartel de la obra
Nos hemos acercado a una nueva sala, recién nacida para nosotros, pero que ya lleva desde diciembre de 2013 haciendo ruido, La trastienda, un espacio pequeñito y muy acogedor ubicado en la Latina. Y nos hemos acercado para ver «El método le Brun», una pieza breve de Juan Mayorga que se integra en su Teatro para minutos.
¿En qué consiste este método? ¿Es posible llegar a la felicidad en 19 pasos? Este es el reto que nos plantea la obra y que ponen en pie de forma espectacularmente evocadora Rosario Santesmases y Manolo Caro bajo la dirección de Inés Piñole.
Con ella, con Inés, tuve la oportunidad de charlar a la salida de la representación y me contaba por qué elegió este texto. Inés argumentaba, sentada en la acogedora sala de espera de La trastienda, que le llamó la atención la complejidad con la que se iba manifestando el texto según iban trabajando sobre él. Eso es lo mismo que pensé yo después de los treinta minutos exactos que dura la función. Mayorga, Juan Mayorga (como a mí me gusta llamarle) juega en este texto a dejarnos con las ganas, porque si bien nos presenta una obra cerrada, es cierto también que lo que propone da para mucho más que para treinta minutos.
Como en un carromato de hombres fantásticos aparecen los dos personajes de la obra imbuidos de esa especie de magia que separa lo real de lo ficticio. La sala, que es aquí el total del espacio escénico, juega muy a favor del contexto y el ambiente que quiere transmitir la obra. Inés ha sabido sacarle muy buen partido a los limitados recursos técnicos que presenta la sala: luces indirectas, paredes deshabitadas de ladrillo..., y ha sabido jugar el texto entre esas dos polaridades (realidad-ficción) dotando a los personajes de una «verdad» imaginada o soñada que no los termina de cimentar como reales, pero que es a la vez la condición de posibilidad para que se muestren tal cómo son. Personajes que los actores defienden correctamente desde una interpretación alejada del naturalismo y más cercana al expresionismo que destaca la parte más «superficial» del texto —bien visto aquí porque la obra parece que nos habla sobre la apariencia—. Esta interpretación poéticamente exagerada va a favor de la propuesta escénica que nos lanza la compañía Material Sensible, pero quizá no deja aflorar el contenido «profundo» que esconde la pieza.
Una mujer sometida a la esclavitud de un hombre que la prostituye por y para defender sus intereses, en este caso su hallazgo científico. Este hombre, como un feriante, expone ante una concurrida audiencia, que somos el público, las bondades de su método científico: 19 pasos para conseguir la felicidad; 19 estados de ánimo físico y moral que desembocan en la felicidad; 19 expresiones que no son más que la mueca de la tragedia, la soledad y la infelicidad.
Pero la obra, como apuntaba, no se queda aquí, como un caleidoscopio que nos ofrece múltiples visiones geométricas, apunta otras «realidades», más profundas, que estructuran el texto: el debate sobre los límites de la ciencia, el poder mixtificador de la palabra, el debate sobre la condición y la dignidad humana y también la necesidad, hasta del más tirano, de sentirse amado...

Pasad a La tratienda, si aún no la conocéis, y quedaos a ver El método Le Brun. Entrad en el juego que propone y dejaos llevar. Quién sabe, lo mismo encontráis la felicidad.


Apunta: Conchita Piña
@conchita pigna



Ficha artística

Autor: Juan Mayorga
Dirección: Inés Piñole
Reparto: Rosario Santesmases y Manolo Caro
Fechas: Todos los viernes, del 7 al 28 de Marzo
Duración: 30 minutos. Pases: 20h. y 21h.





LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS

Cartel de la obra
Nos sentamos en la última fila del Teatro Galileo, como Claudio, El chico de la última fila de Mayorga y entre apuntes de filosofía y matemáticas asistimos a una obra de teatro total, una lección de escritura, tanto por lo que cuenta la obra, como por la obra misma. El texto es un ejercicio de dramaturgia casi perfecto, no diremos perfecto por eso de la superación de la escritura por la escritura, pero nosotros saltándonos la prudencia le ponemos un 10. El chico de la última fila es una historia trabada al detalle que nos habla sobre el punto de vista, y eso es lo que vemos en la obra. Los espectadores somos esos privilegiados que podemos asistir al encuentro con la realidad desde todos los lugares. Un privilegio completamente imposible en la «vida real», pero para eso esto es teatro. Y así somos testigos casi divinos de la relación que un chico tiene con el mundo: con su familia —que apenas se apunta—, con su compañero de clase con el que intercambia matemáticas por filosofía (¡qué diría Pitágoras de esto!), con la familia del amigo, y lo más interesante, con su recién nacida relación con la escritura y con su mentor, un profesor de lengua y literatura, que añora en todo momento ser o haber sido «el chico de la última fila» y que nos muestra un pedazo de su vida tamizada, también, a través de las letras. Un retrato literario y metafórico en el que Mayorga, Juan Mayorga, nos expone cómo nace al mundo el escritor y cómo ese mismo escritor transforma la realidad para convertirla en algo bello, en un relato que pueda ser contado, en una historia que pueda relatarse a sí mismo o en una fábula que pueda trasmitir a los demás.
La compañía La Fila de al lado, con Víctor Valasco a la dirección, es la encargada de armar en escena toda esta arquitectura y lo hace de forma brillante en un montaje que pone de manifiesto la posibilidad del «verlo todo». Una gran mesa de color verde pupitre de instituto nos anuncia de qué va la obra. En ella, alrededor de ella y sobre ella se estructuran a la vez de forma muy teatral —y muy acertada a nuestro parecer— todos los espacios en los que transcurre la obra: la casa del profesor y la galería de arte en la que trabaja su mujer; la casa de Rafa, el compañero de clase y por último el aula. El juego al que nos invitan a participar está marcado por unas candilejas muy especiales: flexos, lámparas de pie..., que los actores encienden y apagan a ritmo de escena y que iluminan, también de forma poética, los espacios íntimos e interiores de estos personajes a los que nos asomamos como si fuéramos James Stewart en la Ventana indiscreta.
No os la perdáis, están en el Teatro Galileo. Es una gran obra, interpretada y dirigida con una intuición teatral y una sensibilidad extraordinarias. 

No os saltéis esta clase que me han dicho que pasan lista.


Podeís encontrar el libro en versión papel aquí







Ficha del montaje
Obra: El Chico de la Última Fila
Autor: Juan Mayorga
Dirección: Víctor Velasco
Reparto:
Germán: Miguel Lago Casal
Juana: Olaia Pazos
Claudio: Oscar Nieto San José
Rafa: Sergi Marzá
Rafa Padre: Rodrigo Sáenz de Heredia
Ester: Natalia Braceli
Escenografía: Israel Muñoz & Victor Velasco
Música: Ernie Motor de Cactusound
Iluminación: Eduardo López & Eduardo Vizuete
Construcción Utilería :Carmen Perezluco
Prensa: Sergi Marzá
Producción Ejecutiva: La Fila de al Lado 

COMIENZA LA TEMPORADA... Y NO DE FUTBOL

Todos los protagonistas de la presentación
Estuvimos en la presentación de la  nueva temporada 2013-14 del Grupo Smedia en el teatro Cofidis. 
Allí, su responsable, Enrique Salaberria, nos presentó lo más destacado de la programación con la que nos deleitarán en esta nueva temporada que comienza. 



En su discurso criticó la situación del sector y el acoso que la administración ejerce sobre el teatro con la subida del IVA y la destrucción del patrimonio cultural que supone a largo plazo. Sobre el mismo tema, y con un tono más mordaz Rafael Álvarez «El Brujo» arremetió contra lo que en este país se entiende por cultura y pidió, a quien competa, que, como espectáculo que es, también se suba el IVA del fútbol. Un monólogo que, sin duda, marcó el tono de las siguientes presentaciones. 
De la programación destacan obras longevas en nuestra cartelera que temporada tras temporada han llenado los patios de butacas. Hablamos de Espinete no existe de Eduardo Aldán, que lleva ocho temporadas en cartelera, o El cavernícola de Nancho Novo, que va a por la quinta. Otro asiduo de la cartelera, aunque con proyectos diversos, es Rafael Álvarez «El Brujo» quien está actualmente en el Teatro Cofidis con La Odisea y que recientemente estrenará El Evangelio de San Juan en la misma sala. 
Destacan también el musical Marta tiene un marcapasos que los los Hombres G estrenan el 10 de octubre. Ya en cartel está la comedia Maribel y la extraña familia de Miguel Mihura, en el Teatro Infanta Isabel donde también se representa Cuando fuimos dos de Fernando J. López.
Enrique Salaberria durante el acto
Ademas se presentaron los monólogos cómicos de Ernesto Sevilla (Despedida Coconut), Dani Mateo (PK2.0: Que Dios nos pille confesados), Joaquín Reyes (Que me aspen) o el duo Raul Cimás-Julián López con Toda la verdad sobre el oso hormiguero. 
Destacan, como obras «más serias», Los hijos de Kennedy escrita por Robert Patrick y dirigida por José María Pou y que cuenta con un reparto de lujo: Maribel Verdu, Emma Suarez, Ariadna Gil, Fernando Cayo y Alex García. En la Sala Galileo estará El chico de la última fila de Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro.


Esperamos que disfrutéis esta temporada tanto como pensamos hacerlo nosotros.

LA DIALÉCTICA DEL AMO Y EL ESCLAVO EN « EL CRÍTICO» DE MAYORGA

Cartel de la obra
Es maravilloso asistir al teatro y descubrir que lo que uno ha visto va más allá de una mera representación. Ir así al teatro es como disfrutar, a la vez y dos veces, del mismo espectáculo. Esta sensación nos la ha producido El crítico de Juan Mayorga.
Bajo la aparente forma de una estructura dialógica, que en verdad se sustenta en maravillosos parlamentos de los actores (Pere Ponce y Juanjo Puigcorbé), Mayorga pone en las tablas el conflicto de la escritura. Una obra que reflexiona sobre los límites, «la verdad» en los procesos creativos y la función del teatro como arte que refleja la vida. A través de la figura de dos personajes —el autor y el crítico—, se nos revela la importancia y la responsabilidad de un autor frente a su obra y la necesidad de un otro, espectador y crítico, que reciba y tamice lo que el autor quiere trasmitir.


O eso parece.
Porque esta es la excusa que pone el autor para presentarnos un conflicto que va más allá del hecho artístico-creativo. A través de esos dos personajes se pone en tela de juego las relaciones de poder desde una óptica filosófica sustentada en la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel. Una relación de poder (la que presenta el crítico ante el autor) que se estructura en torno al concepto de lucha (traído metafóricamente a la escena a través del argumento de la obra que se cuenta dentro de la obra: la vida de un boxeador). El escenario se nos muestra entonces como un ring en el que se debate la necesidad de aprobación de uno por el otro, la necesidad de reconocimiento que viene dado desde el otro, desde lo que uno no es. El crítico solo será crítico si el autor sigue siendo autor tal como es, con sus propias particularidades, precisamente, porque esas mismas particularidades son las que toma el crítico para posicionarse como tal. A través de esa lucha dialéctica por la vida y el reconocimiento del yo desde el otro, los personajes se enfrentan, se configuran y se consolidan en una trama que desdibuja los límites de la realidad y lo teatral.
Esta dialéctica hace que la obra se convierta, además, en un ensayo reflexivo sobre la función de la crítica en el mundo del arte en general y del teatro en concreto. Sigue, en esta línea, el estilo de Oscar Wilde en El crítico como artista, donde se expone que la crítica es independiente del objeto que critica y no está necesariamente sujeta al mismo, considerando el hecho crítico como algo valioso en sí mismo. 
Mayorga nos presenta una obra metateatral –otra más en la cartelera madrileña– en la que se trasluce un drama intelectual de alta calidad literaria. En resumen, una obra de contenido muy bien llevada a escena tanto en dirección a manos de Juan José Afonso como en recursos escénicos.

No os la perdáis es una buena clase de filosofía práctica entretenida y crítica.

Hasta el 10 de marzo en el Teatro Marquina

Martes, Miércoles y Jueves: 20:30 Horas
Viernes y Sábado: 19:00 Horas y 21:00 Horas
Domingo: 19:00 Horas

FICHA

Reparto:
Juanjo Puigcorbé
Pere Ponce
Autor: Juan Mayorga
Director: Juan José Afonso
Escenografía y Vestuario: Elisa Sanz
Diseño de iluminación: Carlos Alzueta Bengoetxea
Diseño de sonido: Raúl Bustillo