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¡CUÁNTO DUELE EL SER HUMANO!


Una escritora en su despacho. No es una escritora anónima, es Marguerite Duras, la indómita novelista y guionista francesa. Se enfrenta al papel en blanco, intenta escribir, mira buscando la inspiración.
Aquí comienza la obra inspirada en el texto La douleur (El dolor) que acoge todos los jueves a las 20:30 la Sala Tú.

Un texto adaptado del diario que la autora publico en 1985 y que encontró entre unos papeles guardados en su residencia de Neauphle-le-Cheteau. El periodista Juan Caño Arecha, con una amplia trayectoria en traducción y versión teatral, adapta este exponente de la literatura de postguerra europea para llevarlo a los escenarios españoles. Últimamente también su adaptación De Ratones y Hombres ha sido muy valorada; obra que ha triunfado en la última edición de los Premios Max bajo la dirección de Miguel del Arco.

La programación de La Sala Tú, cercana a la plaza del 2 de mayo, cuenta en su haber en poco menos de 8 meses, con obras de gran valor escénico. Saben combinar la comedia, el teatro infantil, el drama, el cabaret y la música para ofertar a su público una amplia variedad.

Dicen que en tiempo de crisis las comedias y los formatos cabareteros triunfan para ahogar las penas, pero los responsables de la Sala Tú van más allá e intentan que su programación sea completa porque como grandes conocedores del teatro, saben que todo aquello que transmita un buen mensaje es proclive a ser aceptado y consumido por un público ansioso de divertirse pero también de pensar.

La douleur-Marguerite Duras es un drama terriblemente impactante, lleno de matices, de frases que retumban en la cabeza y hacen que se encoja el estomago. La cercanía con la actriz a la que nos somete la sala magnifica la actuación de Valery Tellechea. Porque la actriz no rompe nunca la cuarta pared, tan solo en un instante en que mira al público a los ojos, pero se escucha su respiración, se huele su dolor y nos desesperamos con su espera. Apreciar todos los registros, los pequeños giros, los gestos, la grandeza de Valery en escena es un lujo que nos ofrece este espacio.

José Pedro Carrión y Juan caño Arecha dirigen la puesta en escena, cuidando la luz y las referencias sonoras, pero sobre todo dando rienda suelta a la proyección del texto y la actriz.
Lo que nos cuenta Marguerite a través del acting de Valery nos remite a los días de la segunda guerra mundial, cuando Marguerite espera a su marido Robert Antelme apresado y enviado a un campo de concentración.
La actriz Valery se convierte en escena en la joven Marguerite y también en la adulta haciendo un recorrido personalizado por el dolor más profundo de la masacre que asolo no hace tanto tiempo a Europa. Valery emula gestos que nos recordaran a la escritora, movimientos exactos para convertirse en ella, a través de una gran interpretación: su ira, su despecho, su acusación, su tristeza, su añoranza, su fortaleza…Tantas y tantas cosas que provoca la frustración de no entender la sinrazón de las guerras y los genocidios.
Su narración es necesaria de ver y sentir para recordarnos que no debemos repetir la historia, esa historia tan cercana construida por hombres como nosotros, educados en nuestra Europa, fruto de la misma civilización.





Dirección: José Pedro Carrión/ Juan Caño Arecha
Versión: Juan Caño Arecha
Actuación: Valery Tellechea

INSTINTOS BÁSICOS

Cartel de promoción de la obra
Ana (Emma Suárez) y Manu (Gonzalo de Castro) llevan muchos años casados y forman la típica pareja estable felizmente aburrida. Paula (Belén López), la amiga del gimnasio de Ana, es todo lo contrario: soltera fogosa, cuenta con crudeza las aventuras sexuales con sus amantes, entre los cuales hay un hombre casado. Teo (Luis Merlo), el amigo de Manu, acaba de separarse, pillado in flagranti con la asistenta… Los cuatro se reúnen un fin de semana en la casa de campo de Ana y Manu.
Entre pequeñas mentiras y grandes secretos se tensan los lazos entre los personajes. Lo que sabe cada uno, lo que sabe que saben los demás, como muñecas rusas de (auto)engaños y manipulaciones, surge la pregunta fundamental: ¿a qué aspiramos? El equilibrio de fuerzas entre el papel que asumimos, convencidos de que es lo correcto (sea el de gatita o el de loba) y el que desearíamos interpretar, entre las fantasías y las barreras morales, puede romperse moviendo una sola pieza del tablero. Paula, tan segura de su poder de seducción, andares felinos y vestido rojo, finalmente teme a la soledad como cualquiera. Ana se dedica a enterrar sus demonios bajo una gruesa capa de normalidad middle-class pero estos resurgen en los momentos críticos, como ese tremendo grito mudo al descubrir la infidelidad de su marido. Manu, canoso e intelectual, resulta pensar muchas veces con otro órgano que su cerebro, al igual que Teo, que tiene el mérito de reconocerlo abiertamente, aunque sea para darse aires de canalla.
Recientemente galardonado con el premio Valle-Inclán de Teatro por su montaje de De ratones y hombres, y ganador de innumerables premios MAX, Miguel del Arco es el hombre del momento en el mundo del teatro. Escribió Deseo hace casi una década, y todo este tiempo ha tardado en poder montarla (las vías de la producción son a veces inescrutables). La espera mereció la pena, ya que el estreno se dio en enero en el Teatro Alcázar Cofidis (que no es especialmente un teatro de segunda…) con un elenco de lujo, y una escenografía de primera.
El escenario giratorio y las paredes móviles permiten pasar de una habitación a la otra de la casa, a la vez que las proyecciones de vídeo, asfixiantes imágenes bajo el agua, traspasan las fronteras de lo consciente para que afloren a la superficie los miedos más escondidos de los personajes. Ana sobre todo, se encuentra así totalmente envuelta en imágenes claustrofóbicas, reflejo de sus frustraciones, en episodios de «trastorno mental transitorio», algo entre la alucinación y el sueño despierto. El lado oscuro, decíamos.

Ficha técnica-artística
Ana: Emma Suárez
Paula: Belén López
Manu: Gonzalo de Castro
Teo: Luis Merlo
Dirección y dramaturgia: Miguel del Arco, con Aitor Tejada
Producción: Nicolás Belmonte, Carlos J. Larrañaga
Dirección técnica: David González

PIDE UN DESEO

Deseo es, sin duda, la obra de la temporada, y no solo porque esté dirigida por uno de los nombres más reconocidos de la escena contemporánea ni porque esté interpretada por actores de avalado prestigio en el panorama teatral y cinematrográfico (Enma Suárez, Belén López Celada, Luis Merlo y Gonzalo de Castro); ni siquiera porque el tema sea la anéctdota para narrar, desde lo que subyace a las pasiones y las pulsiones más íntimas e intensas, esos aspectos indomables de la personalidad humana; ni porque el ambiente que se recrea en la escena y el cuidado con el que está diseñada la escenografía, las luces y el espacio sonoro nos remitan a un lugar en el que se nos permite participar a la vez de lo real y de la ficción apoyada por el juego metáforico del laberinto circular en el que se convierte la casa donde se desarrolla la acción. Un laberinto en el que los personajes entran pero del que no pueden salir tan fácilmenteLo que hace, en definitiva, que Deseo sea Deseo, se da antes de la puesta en escena y viene dado por la mano de su autor, Miguel del Arco.