DOS EXTRAORDINARIOS NADIES

«Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba».
 Los Nadies 
Eduardo Galeano

 Sobrecoger y mantener la atención con una mezcla de humor ácido e inocente junto con un intenso drama es un reto de escritura y Josep Linuesa, director y autor de Rick y Edu, lo asume y lo gana.
Con esta obra toma el pulso al teatro con un teatro de siempre; ese que permanece en el tiempo más allá de modas y convenciones.
Lo hace desde un lugar de desolación sin dar muestras de ello, con la increíble ternura que destila una dramaturgia construida sobre modelos americanos como el de Mamet, pero con una frescura y pasión más joven, menos raída.
Una tragicomedia con sus giros colocados en el sitio que tienen que estar y sobre todo con dos personajes que quedan en el recuerdo una vez que se ven interpretados en el escenario.
¡Que magníficos personajes son Rick y Edu! Las palabras escritas de Josep, sus diálogos, se vuelven asombrosos cuando David Sánchez y Manuel Brun les dan vida, porque ellos asumen con naturalidad meterse en el cuerpo de estos dos hombres sin nada más que la compañía del otro viviendo en un sótano de cualquier lugar, atemporal y con el regusto de cualquier sociedad que los acoja.
Y cuando alguien crea dos hombres como estos debe de rodearse de actores de primera para que todo se ponga en funcionamiento y el público ría, llore, tiemble o piense en la ironía de la vida, en la soledad y en la necesidad de amor por encima de todas las cosas.
Josep Linuesa acierta de pleno con los dos interpretes: Manuel Brun da vida a Rick, un fuerte muy débil, esperando la oportunidad de salir de la miseria que es el único hábitat que ha conocido y que conocerá, ya que está abocado a ella. David Sánchez se mete en la piel de Edu, un hombre apaleado por su condición de ser nadie, que toma como una liberación el que nunca hayan tenido expectativas sobre él.
En el escenario los muebles necesarios de los que no tienen nada acogen una de la más soberbias actuaciones masculinas que hemos tenido ocasión de ver este año: David Sánchez es en cada gesto, en cada palabra, en cada mirada un Edu perfecto. Ha creado con esmero un personaje tan complejo y sencillo como es este conato de asperger y/o vapuleado social que cree en la amistad por encima de todo.
Manuel Brun no se queda a la zaga y construye su personaje sobre una fortaleza derruida difícil de conseguir.
Cuando Rick y Edu (Manuel y David) se juntan la magia del teatro se esparce por toda la sala. Sabemos que va a ocurrir algo, ya que la violencia y el dolor forma parte de su piel, pero lo interesante de este algo no es el porqué, si no el cómo se va desarrollando la acción.
Estamos ante una obra imprescindible. Ya lo fue hace cinco años cuando recorrió algunos escenarios madrileños. Ahora vuelve igual de actual o más a la Sala Tú, que últimamente destaca por sus grandes dosis de acierto en la programación teatral.
Agradecer a Josep, a David y a Manuel que hayan soplado sobre el barro de las letras, inmóviles sobre un texto, para convertir a Rick y Edu en dos seres de carne y hueso que nos deleitan con lo mejor del teatro.






Sala Tú C/Velarde, 15
Dirección y Texto: Josep Linuesa
Actores: Manuel Brun y David Sánchez.
Ayte. Dirección: Borja Vera.

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