Cartel de la obra |
Hemos
tenido la oportunidad de poder ver a la compañía Trasto
Teatro
y su montaje Los
satisfechos
en la sala madrileña Nave
73.
Y digo oportunidad porque solo han permanecido aquí durante 3
escasos días —esperemos que vuelvan de nuevo—. Esta compañía
nace en Málaga allá por el año 2002 con el propósito de «huir de
todas las formas efímeras, sometidas a los dictados de la moda, con
el marchamo obsolescente del mercantilismo… e iniciar la búsqueda
de nuestra propia voz». Se acogen al Teatro de la Decepción que
nace de la propia decepción ante el mundo y el arte para hacer de
sus espectáculos un escudo protector y representar en el espacio en
el que ellos consideran que habita su decepción: su propia casa.
Así, a día de hoy, miles de personas han pasado por allí para ver
alguna de sus obras programadas.
Los
satisfechos,
obra escrita y dirigida por Raúl Cortés nos muestra los sinsabores
de tres personajes en un devenir de acontecimientos a raíz de un
falso funeral. Toda la obra gira alrededor de un plato y de unas
máximas morales y éticas que envuelven a los personajes en una
sombría búsqueda de la verdad. El hambre —o jambre—,
el abandono, la desprotección humana, los intereses individuales así
como el bien colectivo, la fe, la duda, el arrepentimiento y la
decepción son conceptos que quedan bien plasmados en esta complicada
obra de conclusión abierta al espectador. Al final de la
representación puedes aportar tu granito y compartir tus
impresiones.
Los
personajes
son universales, arquetipos sin clichés de personajes históricamente
literarios. Los actores no interpretan a personas concretas sino a
conceptos metafísicos del ser. Hacen un buen trabajo interpretativo
expuesto, arriesgado, intenso y dramático donde a lo largo de la
representación se van dejando descubrir, quizá más de lo que ellos
sabían de sí mismos.
El
espacio escénico, sencillo, se presenta como un velatorio donde
parte del público hace las veces de plañideras. Los complementos
decorativos son escasos, pero muy útiles, y aportan a la
representación objetos reutilizables que se van transformando según
la necesidad de las escenas. Todo el vestuario es sencillamente
negro sin identidad posible de los personajes así como la luz, casi
siempre en penumbra o en inmensa oscuridad.
Si
tenéis la oportunidad de verles en cualquier otra ciudad —en su
piso de Málaga, por ejemplo— no podéis dejarlo pasar. Teatro
distinto del que no se te queda el cerebro inactivo.
¿Desposeído
yo? ¡Sí, del mundo!
Apunta: Vir Casanova
@vir_Casanova
Ficha
Técnica y artística
Texto
y Dirección: Raúl Cortés
Ayudante
de Dirección: Virginia Rodríguez
Reparto:
Salva Atienza, Pepi Gallegos y Nerea Vega
Escenografía:
Luis Vega
Vestuario:
Diana Luque
Cartelería:
Diego A. Alías
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