¡QUÉ CURSI ES LA MORALEJA DEL CUENTO DE LA LECHERA!

Cartel de la obra
¿En qué he fallado? ¿Qué he hecho mal? Me enseñaron que si hacía lo que debía todo iría bien. Estudia una carrera, luego un máster o quizás, si consigues beca, un doctorado, puedes elegir, lo que a ti te guste hija, sí y por supuesto aprende inglés, claro. No tengas prisa... ¡con lo inteligente que tú eres!... No te preocupes hija... paciencia, ya saldrá algo de lo tuyo... sabes que puedes contar con nosotros... no desesperes mujer... no digas eso, no eres un fracaso... pero... no llores, mi niña, no llores, saldrá algo... cualquier cosa...

Me enseñaron que si me esforzaba las cosas me irían bien... Un buen trabajo, coche, casa, vacaciones, una familia... cumplí mi parte del trato... Se suponía que a estas alturas de la película todo me debería ir mejor... que debería estar siendo capaz, al menos, de ganarme la vida por mí misma ¿no?

El cántaro de la lechera es el más que acertado hilo conductor elegido por la directora María Prado para esta historia de sueños rotos e ilusiones perdidas, (des)de los escombros, en Nave 73. El cántaro y sus pezados acompañan al espectador a través de esta fábula atemporal que en nuestros días cobra, quizás, otro significado: la nostalgia de la felicidad plena de la niñez, la ausencia de preocupaciones y los primeros escarceos con la realidad, a veces cruel, de la vida, caminan de la mano de una generación que ha sido víctima de los sueños rotos de otros. La generación más preparada es, en muchos aspectos, la más frustrada.  

Nos encontramos ante un exquisito trabajo coral que respira en todo momento una impecable dirección. Las tres actrices (Aranza Coello, Irene Maquieira y Luna Paredes) están inmensas en sus papeles, completando su trabajo individual con un muy cuidado trabajo coral, ideado y ejecutado de forma milimétrica. La escenografía, el uso del espacio y el lenguaje sonoro son una pieza clave, manejada de forma magistral, en este excelente engranaje. Los juegos y las canciones de la niñez se entretejen de forma notable con la decepción del presente y la ausencia de futuro.

El espectador se sorprenderá de lo que Cuartoymitad Teatro es capaz de crear con solo unas cuerdas, tres cántaros y unos cuantos pedazos de vasijas rotas. La carga símbolica de la escena es brutal, los cabos de la vida a la que nos aferramos, la red familiar que nos sostiene, los proyectos vitales comunes y la frustración de las ilusiones rotas. Heredamos um pesado cántaro de nuestros padres y este sistema capitalista en crisis nos lo estampó en la cabeza sin tiempo para reaccionar.

Pero ¿y si la moraleja que nos enseñaron del cuento de la lechera estaba equivocada? Si el cántaro no se hubiera roto los mercados y los bancos se hubieran quedado con todo y la lechera estaría en paro y pagando aún su deuda.

Miro los pedazos rotos de mi cántaro… Puede que sea el momento de reconstruir uno nuevo… quizá haya llegado el momento de unir todos esos pedazos y pegarlos sin miedo a que se reconozca cada grieta… porque quizá sea el momento de cambiar el cuento. Quizá sea esta juventud sin futuro la responsable de reescribir el presente y darles al éxito y al fracaso un nuevo significado.

Puede que a algunos el tema os pueda parecer en exceso recurrente, pero la narración, la puesta es escena y, en definitiva, el excelente trabajo de investigación actoral y artística que respira este montaje están muy lejos de ser más de lo mismo.
No os lo perdáis en Nave 73.



Apunta: Mirrinita










FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA:
DIRECCIÓN Y DRAMATURGIA: María Prado
REPARTO: Aranza Coello, Irene Maquieira, Luna Paredes
ESCENOGRAFÍA: Lucía de Retes, Fernando de Retes, María Prado
DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Juanje de los Ríos
DISEÑO DE VESTUARIO: Blanca Bescós
DISEÑO DE ESPACIO SONORO: Irene Maquieira, Elena Davidson
DISEÑO GRÁFICO: Aresográfico
FOTOGRAFÍA DE CARTEL: Concha Prada
FOTOS DEL MONTAJE: Javier Infante
TÉCNICO DE ILUMINACIÓN Y SONIDO: Juanje de los Ríos
PRODUCCIÓN: Cuartoymitad Teatro

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