Cartel de la obra |
Es a veces tan poco lo que se
necesita para que ocurra teatro que incluso parece fácil. El legado de don
Juan, tercera temporada en la Sala Tú en el barrio de Malasaña, parece fácil y
desde luego obra el milagro teatral por mucho que allí estuviéramos once
espectadores. Vimos teatro, teatro de personajes, teatro de humor, teatro
imaginativo, teatro del que te llevas a casa para seguir pensándolo,
disfrutándolo. Teatro que te hace feliz, aunque sea por una noche.
El trasunto de la obra es sencillo y
eficaz, la herencia reúne a cuatro personajes imposibles en la casa del finado,
un tal don Juan de resonancias conocidas,
aparentemente citados por un notario que nunca aparece. La obra progresa
en la medida en que se va desvelando la identidad de los personajes y su
relación con don Juan, que dispone todo para el encuentro con pistas y un
casete final en el que graba su mensaje definitivo y último para ellos. Todo
esto con un ritmo preciso, sin aceleración, sin pesadeces, en ese sabio ritmo
teatral tan difícil de conseguir y que solo el género comedia sabe manejar con
maestría. Los personajes son tres tarados traídos a la realidad por una puta
muy amiga, íntima, de don Juan. De alguna manera los tres personajes han
sufrido el desamparo, una orfandad paterna que los ha abocado a una vida entre
siniestra, caótica y marginal, cada uno con un perfil muy delimitado y
contrastado con el resto: una estudiante de filosofía con complejo de monja
(Susana Domínguez), un masajista con acusadas deficiencias emocionales (Carlos
Pulido) y un yonki marginal escasamente
rehabilitado (Juan Olivares). Los personajes están muy perfilados porque los
actores son muy buenos, les dan consistencia, profundidad, matices, posibilidades.
Nunca caen en el estereotipo porque algún aspecto los hace individuos, únicos y
siempre la imaginación les redime de ser de cartón piedra. La puta, Norma (Eva
Trancón), es rotunda, es el termómetro de la realidad en ese mundo alucinado;
que sea una puta, un ser explotado socialmente, la que pone orden en un mundo
de locos significa mucho en el contexto en el que vivimos y da matices a una
obra que quiere hacer reír; quizá sea el humor y no el drama serio la
estrategia más efectiva para llegar a la crítica, no haría falta recordar El
Verdugo de Berlanga, pero habría que explorar más por ahí. Quizá, y más
cuando el final nos hace pensar en el legado que estamos dejando que, como en
el caso de don Juan, es unos hijos tarados que no tienen nada y no reciben
herencia material, pero están juntos, legado este sí, sin embargo, valioso.
La escenografía es sencilla como
corresponde a un teatro en off, pero de gran creación dramática: algunos
elementos están representados por una cinta que los delimita con el nombre al
lado, lo que da interesantes posibilidades de exploración escénica. Además los
actores recrean nuevos espacios, como las rendijas, las hendiduras del único
sofá en escena, los espacios que se abren en los bajos de volúmenes como
sillones, todos espacios aparentemente muertos pero que esconden mundos ocultos
como los que viven los personajes. Una obra, en definitiva, que hace posible la
Sala Tú de Malasaña, con gran esfuerzo por su parte, bendita seas Tú; a uno le gustaría compartir con más gente una
plena velada de teatro, en la que el humor no empaña sino que proyecta
problemas que nos acucian y personajes que nos asustan.
Apunta: José Aurelio Martín
Ficha Artística:
REPARTO: EVA TRANCÓN, JUAN OLIVARES, CARLOS PULIDO, SUSANA DOMÍNGUEZ
DIRECCIÓN: GUILLERMO AMAYA
HORA: S 19:00
DÍAS: 3, 10, 17, 24, 31 octubre
PRECIO: 15 euros
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