Solo lo que ves,
todo lo que soy
es esto.
Nunca
sabes lo que te puede esperar cuando asistes a un recital de poesía.
Puede ser algo inolvidable o algo para olvidar en cuanto termina, así
es. El caso de la lectura dramatizada que El
Burdel a escena
ha programado para todos los miércoles del mes de mayo —de
momento—, Lo
que nunca contó Isabella Más,
de Conchita Piña, es, sin duda, inolvidable. Insisto, inolvidable y
muy repetible. Es un extraordinario viaje al interior más íntimo,
más desgarrador y revelador, más sentimental y juguetón de la
hacedora de este poemario. Es un recorrido poético por esos lugares
interiores antes devastados y reconstruidos desde el corazón con la
más pura razón. Ninguno podemos quitarle el ojo a la protagonista.
Tampoco podemos deshacernos de su sombra o fantasma que la acompaña.
Porque sin esa sombra, sin ese reflejo fantasmagórico que asoma en
un espejo, no podría ser ella y todas las mujeres que le sobreviven
en el pecho: la una, la otra, la amante frívola, la mujer perfecta,
la loba, la puta, la amiga prudente, la gatita fiel, la poeta…
Dicen que «el que canta su mal espanta» y el que teje poemas
hilvanando palabras, verbos casi prohibidos, del mismo modo, ahuyenta
su dolor y recompone los pedazos de unos sueños, unas ideas y un
trozo de vida mutilada para volver, puntadita a puntadita, a coger
con presente un nuevo futuro.
Margarita
nos recita en tres actos: soledad, frivolidad, felicidad. Una soledad
en la que solo la acompañan esos fantasmas pasados, donde los
cuentos de hadas han caído por su propio peso y lo que no dijo se
quedó en la caja de pendientes esperando un mañana futuro casi
inalcanzable. Y llega mañana, y con él el juego del deseo, el
desenfreno, el aquí estoy yo mientras me busco, el darse a la vida
en forma exagerada hasta que de nuevo encuentre mi yo verdadero. El
juego del misterio, del ahora sí y ahora no, de los encuentros
furtivos y la bacanal del no recuerdo. Hasta que, por fin, en los
últimos hilvanes ese yo reencontrado, recién lavado y puesto al
sol, vive. Se ríe de todo lo pasado y de todos los que no la
encontraron, se deja querer y busca quién la quiera, busca manos
nuevas que quiten la maleza de entre su vida y evite los no deseados
fracasos. Ese yo que se deshace de lo antiguo, de los malos sueños y
de los nombres, ese yo que ya no es ese animal de costumbres que fue
y que juega ahora para ganar, que dice lo que piensa y que, en fin,
es feliz.
Tan
bonito es el sonido de los versos en sus bocas como el lugar del
recital, tan íntimo,
tan cercano, tan acorde a los poemas, con sus rincones secretos y sus
luces en penumbra.
Están
espléndidas las actrices Luz de Paz y Conchita Piña en la
dramatización del único personaje
de esta obra: Margarita con su sombra y los versos de Isabella Más.
Una clara dicción y unos gestos que envuelven al público en una
noche mágica.
Descubre
esta original lectura poética todos los miércoles hasta el próximo
28 de mayo en El
Burdel a escena.
Con tu entrada te tomas una copa de vino, te sirven unas fresas y,
además, te llevas el poemario.
No
se te olvide recitar tu poema.
Apunta: Vir Casanova
Ficha Técnica:
REPARTO:
Luz de Paz, Conchita Piña
DIRECCIÓN:
Doriam Sojo
FOTOGRAFÍAS
Y DISEÑO DE CARTEL: Rubén Sintes
DISEÑO
DE EDICIÓN DE TEXTOS: Isaac Juncos Cianca
DISEÑO
DE COMPLEMENTOS: Lulú Perpiñán
1 comentario:
Muchas Gracias!!! Un gran abrazo
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