LO LLAMAN DEMOCRACIA Y NO LO ES...

Acudimos a un hecho histórico, bueno, a su recreación teatral. ¿Qué cuál es? Pues la gestación de la democracia en 1977, concrétamente el 27 de febrero de ese año. Ese día se reunieron en un chalet Adolfo Suarez y Santiago Carrillo —todavía en el exilio y buscado por la policía— para discutir sobre la legalización del Partido Comunista. Fue una reunión larga que marcó el fin de la dictadura y el paso hacia la democratización del país. Sí, lo sabemos, no es la mejor democracia del mundo, necesita ser revisada y reformada... Pero fue un gran paso en su momento, fue un reto que supimos superar como país. 
Así, Luis Felipe Blasco Vilches, nos presenta un texto en el que no intenta recrear una reunión que no se sabe cómo fue, sino que intenta recrear el espíritu de una época. No se centra en la caracterización de los personajes de forma relista, sino que intenta reflejar como supieron anteponer los intereses particulares y partidistas ante los intereses de un país que hervía en las calles. Se tuvieron que reunir totalmente en secreto, la gente de sus respectivos partidos ni se enteraron hasta que se hizo público. Ese afán de no caracterizar a los personajes puede que sea lo único que se le puede recriminar a la obra, son personas reales que todos conocemos, que sabemos cómo eran, cómo hablaban, y ahí se nos queda un poco floja la obra: no conseguimos meternos del todo en la obra. No digo que las interpretaciones sean malas, todo lo contrario. Los actores lo hacen bien. No digo que el texto sea malo: te lleva donde quiere que vayas. Es simplemente que conocemos demasiado a los personajes reales.
De izquierda a derecha: Jose Manuel Seda, Julio Fraga,
Eduardo Velasco y Luis Felipe Blasco Vilches 
La obra, a pesar de lo dicho, nos gustó mucho y nos incitó al debate, tanto teatral como político y eso ya es mucho viendo otras cosas de la cartelera.

37 años después de la Guerra Civil se produjo ese encuentro, y justo 37 años después de esa reunión    –el estreno oficial se produjo el 27 de febrero– y en esa fecha tan señalada José Manuel Seda –Suarez en la obra– nos contesta a unas preguntas en exclusiva.


-Teniendo en cuenta la situación de la democracia en la actualidad, cómo creéis que va a calar esta obra en el público.
Bueno, ya no hay que hacer muchas conjeturas, porque ya hemos tenido la respuesta del público. El público lo vive con mucha emoción, y aunque dependiendo de la generación a la que pertenezca, la reacción es de más o menos complicidad, pero en todos los casos de gran interés, y sobre todo, destaca la gran actualidad del mensaje que desprende.

-Cuál es el reto que os propone este texto. Cómo os habéis acercado a los personajes.
El reto era hacer teatro de un hecho real, algo no muy habitual en nuestro escenarios, y hacerlo desde el respeto a los personajes, y al interés dramático que una pieza teatral siempre debe tener. No se trata de dar una clase de historia, sino de implicar al espectador en la vida de dos personas, que rodeados de dificultades, y muy alejados en lo ideológico, llegan a entenderse.
«Suarez» y «Carrillo» posaron para nosotros
-Cómo os habéis acercado a él.
Al texto y a los personajes nos hemos ido acercando desde una documentación muy exhaustiva. Luego, a través de los ensayos, y estableciendo la relación y viviendo el conflicto de los personajes, descubriendo la carga que cada uno de ellos llevaba a sus espaldas, ha ido fluyendo hacia lo que ponemos en escena. Pero cada día seguimos descubriendo cosas nuevas sobre el escenario, que encima nos hacen valorar aún más lo que hicieron aquellos dos hombres.

-Para finalizar,  si hubieseis sido testigos de este encuentro, qué les hubierais dicho a los protagonistas.
Poco les habríamos dicho. Seguramente les habríamos preguntado muchas cosas, y les hubiéramos escuchado mucho. José Mario Armero, el anfitrión de El encuentro, y que asistió a aquella conversación por petición de ambos, confesó que él abrió poco la boca, y que se limitó a escuchar y ver cómo se fraguaba una amistad y complicidad, que posteriormente dio lugar a muchos acuerdos.



Apunta: Rubén Sintes

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