IAIA, ESTOY HACIENDO ALGO SOBRE TI

Cartel de la obra
La sala Nave 73 repone en febrero la magnífica obra Iaia: memoria histórica. Y les damos las gracias. Una obra imprescindible por el cariño con el que está hecha, por el coraje en sus letras y por el placer de ver un ejercicio interpretativo de una calidad abrumadora.
Alba Valldaura, creadora, codirectora y actriz de este espectáculo sensorial y sensitivo, se muestra al público envuelta en las carnes de su abuela, Mercedes Cajo Ballestín, para contar a retazos todas aquellas historias que Iaia le contó. Historias de la vida, de su vida y de las vidas de tantas mujeres que vivieron ese preludio de guerra, la guerra y la posguerra. Esas mujeres que encontraron en la lucha su forma de vida. Mercedes ahora a sus 96 años y desde su mecedora rescata de su memoria el primer encuentro con su marido, sus primeros bailes, su boda, el nacimiento de sus hijos, las penurias de la guerra, el encarcelamiento de su marido así como su infancia, las vivencias de su madre Tomasa y su padre Fernando… y todo ello desde una perspectiva nada fatalista, todo lo contrario. Mercedes hace bromas, cuenta chistes, canta viejas canciones catalanas, habla con los personajes ausentes. Se deja querer.
Alba Valldaura, ella sola, envuelve al público con su exquisita interpretación. Cambia de registros sin apenas esfuerzo, con una naturalidad sobrecogedora. Pasa de Iaia vieja a Iaia joven y viceversa, con elegancia, como quien pasa una cortina. Es casi espeluznante el trabajo interpretativo de la anciana Iaia. Esas miradas buscando en cada rincón de la mente, entre esos nubarrones que algunos ancianos parecen tener. Esa cadencia de movimientos casi olvidados. Esas palabras perdidas que salen porque el nubarrón dejó olvidar que ya se habían dicho y nacen como nuevas. Ese comer de un plato vacío y hacer creer al espectador que hay lo que no ve. Alba Valldaura tiene el don, que no tienen todos los actores, ni mucho menos, de hacernos ver parte de la imaginación y creer que es cierto. ¡¡¡Chapeau!!!
Alba Valldaura hace una recopilación de muchas artes escénicas dentro de la representación: mimo, títeres, teatro de sombras… Son brutales las escenas en las que cuenta el enfrentamiento de los bandos nacional y republicano a través de las sombras o de una música fuera de su tiempo. Hacen hasta gracia por lo ridículo que parece el enfrentamiento en sí, «tú eres rojo, tú azul. ¡Rojo! ¡Azul!». Deja que pensar.
Me pareció, por otro lado, quizá valiente quizá provocador, que una buena parte del texto se representara en catalán. La obra se representa en Madrid y sabido es que un porcentaje alto de madrileños siente esa fobia, miedos oscuros y despego por la cultura catalana. Sabido es también que no es más que un juego sucio que nos deja el maldito fútbol y me parece, de igual modo, un enfrentamiento tan ridículo como «¡Rojo! ¡Azul!». Salvo dos o tres palabras que puedes perfectamente buscar en un diccionario no se pierde ni un solo hilo del sentido de la obra.
La escenografía sencilla se recicla en las escenas según la necesidad. Las luces juegan un papel importante en toda la representación. A través de su calidez, su luminosidad, su sombra o su movimiento pasan las escenas con más intensidad.
Sería fantástico que todo el mundo pudiera disfrutar de esta Iaia, de su memoria histórica, de sus pasados y de sus presentes. Dejar que termine la obra y nadie se mueva de sus butacas. Son pocas las obras en las que el público se queda en su sitio sin prisa por marcharse.
Si quieres descubrir esta sensación pasa por Nave 73 los sábados y domingos a las 20h hasta el 23 de febrero.

«¿Cómo se llama a la abuela en ruso? Estorba».


Apunta: Vir Casanova







Ficha artística y técnica:

Dirección: Alba Valldaura
Reparto: Alba Valldaura
Ayudantes de Dirección: Susana Bordeira, Jordi Dueso, Jazmín Olave
Dirección Técnica: Joan Grané
Diseño de Iluminación: Joan Grané
Diseño de Sonido: Arnau Vidal
Escenografía: Alba Valldaura, Jordi Viñas
Diseño Gráfico: Jordi Viñas
Fotografías: Xavier Buxeda, Marta Balaguer

Producción: Xavier Buxeda, Jordi Dueso

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