«Sean
capaces siempre de sentir,
en
lo más hondo,
cualquier
injusticia realizada contra cualquiera,
en
cualquier parte del mundo.
Es
la cualidad más linda del revolucionario».
Ernesto «Che» Guevara
Ernesto «Che» Guevara llega a Bolivia el 3 de noviembre de 1967 para iniciar su
último intento guerrillero. Once meses después le capturan; es un 8
de octubre de 1967. Al día siguiente será fusilado por orden del
presidente René Barrientos.
Cuestiones
con Ernesto «Che» Guevara
trata de esa última noche en el calabozo, una noche en la que el
Guevara quizás sepa, o no, que esta será su batalla hacia la muerte.
Una
historiadora del futuro, de ahora, se adentra en esa celda para
conocer y enfrentar al Che con su ideología, sus fantasmas y sus
verdades. A la vez que lo enfrenta consigo mismo, la historiadora
se enfrenta con su pasado argentino de dictadura y con su presente de
falta de ideales. Es el espejo de la realidad de toda la humanidad
que lucha por vivir en un mundo sin la opresión de la miseria.
No
estamos ante una obra maniquea, sino ante una dramaturgia cuidada,
reflexiva y con mucho interés, interpretada por tres actores
asombrosos que ponen su piel al servicio de provocar en el público
un despertar atento a lo que sucede en escena.
El
conjunto teatral de director, actores y puesta en escena abre una
brecha en la conciencia del espectador ya que a través de este
acto teatral se humaniza al revolucionario y se confrontan nuestras
dicotomías sobre la necesidad de cambiar el sistema, luchando contra
nuestra inercia al confort.
Pero
no lo resuelven con un mensaje propagandístico, abren una puerta al
pensamiento. Por tanto ir a ver una obra que no te da mascada la
respuesta, ni juzga a sus personajes, ni los minimiza en pro de un
aplauso fácil es un lujo digno de apreciar.
La
obra lleva dos años en cartel y sigue teniendo público y eso que está
en un teatro de los llamados «salas alternativas», que no cuenta
ni con los medios ni con las grandes producciones que aún ahora,
aunque menos, financian desde las estancias más poderosas.
Y
si sigue en cartel es porque necesitamos escuchar, ver y sentir lo
que estos tres personajes nos quieren transmitir, porque su teatro es
de vital importancia en esta situación de desasosiego y miedo creado
por las monedas de cualquier color.
El
Che hombre interpretado por Esteban
Pico
(otras por Víctor
Vidal),
los varios personajes que le rodean en ese camino a la muerte a los
que da vida Rodrigo
Villagrán
y la historiadora que vive a través de Marina Skell
son un elenco acertado y certero para narrar esta historia. La verdad
de quien son les transpira por la piel inundando la sala hasta
convertirnos en pequeños mirones de una historia que va más allá
de saber que es ficción, teatro.
Impecable
también la dirección de Carlos de Matteis,
que se nota que ama esta historia que quiere inocular en los que nos
sentamos en las butacas a descubrir nuestra contradicción y la
heroicidad como elementos del día a día.
El
líder argentino que hizo la revolución dijo: «Si el presente es de
lucha, el futuro será nuestro».
Ahora
la pregunta que sobrevuela toda la obra y también nuestras
expectativas: ¿Nos han servido para algo los ideales, las muertes y
la lucha de personajes como el comandante Guevara? ¿Son algo más
que enarbolar su rostro en banderas de manifestaciones?
Si
aún no la han visto no esperen más. Despertemos y sentémonos en la
sala Plot
Point
para vivir los últimos días de este personaje histórico, para
algunos loco, para otros héroe y sobre todo hombre.
Cuando
los ojos del Che te miren con ese brillo de los que aman y creen algo
se moverá en ti, y para eso lo hacen, para el movimiento del tipo
que sea, porque moverse es avanzar.
Texto:
José Pablo Fienmann
Dirección:
Carlos de Matteis
Actores:
Victor Vidal, Esteban Pico, Rodrigo Villagrán y Marina Skell
Producción:
Marina Skell
Diseño
de luces: Carlos Padilla
Diseño
gráfico: Tomás de Matteis y Jaime Simón
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