TEATRO

Foto promocional de la obra
Un señor levanta la voz desde el patio de butacas vestido de roquero chulo con zapatos de serpiente. Habla con el público acerca de los asientos de la sala, comenta con los que están buscando su sitio todavía que hay que ver cómo está el tiempo mire usted, que si el tráfico fatal y que vamos a tener que ir empezando ya, señora. Hace sonar una campana, se mete en el escenario y comienza la función.
Tal vez habría que decir que comienza la lección, porque eso es lo que José Luis Esteban imparte durante una hora y media sobre el escenario del Teatro de las Esquinas de Zaragoza.
El personaje de Pablos nace delante de nuestros ojos, sin oscuro y sin telón. El actor se desviste de chaqueta y de zapatos y estamos en el siglo XVII. En camisón y calzas, el pícaro ya adulto nos cuenta a través de las peripecias de su infancia y juventud cómo ha llegado a ser lo que es. Ese transformarse y desnudarse públicamente es también una declaración de intenciones.
El actor toma un texto complejo y se pone detrás de él, a su servicio, sin echarle sombra ni hacer alardes de ningún tipo porque no los necesita. Mide las intensidades y los ritmos, acaricia las palabras honestamente, sin blandura, sin micrófono. Se ríe de verdad y agarra los objetos y recuerda y camina por las calles de Segovia de verdad también. José Luis Esteban no enchufa la maquinita de actuar en modo obra clásica, sino que interpreta profundamente, sin lugares comunes, sin forzar nada ni a nadie, creando una compañía de personajes humanos, vivos y distintos con solamente su oficio.
Igual que en las obras de Velázquez, todo está en el cuadro. Igual que en las obras de Velázquez, nada está en el cuadro. La mano del pintor en Las Meninas no existe, es tan solo una mancha con ilusión de dedos. Los objetos que acompañan a Pablos, sus sillas, sus mesas, su caballo, su escuela o las ventanas a las que se encarama, están en el escenario, las hemos perfectamente visto y podríamos decir cuál es su tamaño y su textura, ¿y qué hay realmente...?
Lo que hay es algo que dejamos en secreto para que lo descubran cuando vayan a ver la obra, porque tienen que ir a verla. Cuando El Buscón llegue a su ciudad, posponga los compromisos, saque quince euros de donde sea y no deje que se le escape esta maravilla porque la recordará en la belleza de sus olores y verdades quizá durante toda su vida.







Ficha artística:
Actor: José Luis Esteban
Dirección: Ramón Barea
Producción: Teatro del Temple


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