Imagen promocional de la obra |
Ya
hablamos en una entrada anterior del universo del director,
dramaturgo y también actor Pablo Messiez, y ahora en El
Sol de York vuelve con su
primer montaje Muda, estrenado
en Madrid en el 2010, para volver a impactarnos con su habitual
ternura, profundidad, ironía y belleza.
Cierto
que El Sol de York
tiene una de las mejores programaciones de la cartelera madrileña,
por eso acoge montajes como el de Pablo.
Muda
nos recibe con el actor Oscar
Velado, mientras prepara una soga y de fondo se escucha Suspiros
de España en la voz de
Estrellita Castro.
Oscar Velado es el encargado del edificio, un expatriado desubicado,
con muchas ganas de recordar en voz alta.
Ana
es una mujer que se muda al edificio, un ser humano con pocas cosas
que transportar, ni siquiera la palabra. Porque la actriz Marianela
Pensado, no dice palabras, sufre en silencio, haciendo que el
espectador desde esa falta de sonido busque en su interior la
angustia de la incomunicación y el misterio que rodea a lo que no se
dice. Ana no habla pero sí escucha. Escucha desde lo más profundo,
desde el sueño, desde la atención, desde el desespero.
Flor
es la vecina que necesita hablar para vivir, porque para ella hablar
es compartir. Flor habla sin parar, regala sus palabras y su
conocimiento de todos los aspectos con los que se puede comunicar las
penas y las alegrías. Fernanda Orazi convierte desde su primera
aparición a Flor en un personaje divertido y entrañable.
El
montaje tiene un invitada sorpresa, la protagonista sin cuerpo
encarnada en cada actuación: la palabra. Esa palabra dicha, cantada,
leída como elemento de conexión y separación. Dar y recibir.
Escuchar y hablar. La sanación del ser humano a través de las
palabras en todas sus formas. Las palabras que evocan la imagen, que
invocan al sentimiento.
¡Qué
más dan los hechos! Los hechos son palabras en el recuerdo, son
sentimientos sonoros o mudos que se necesitan compartir. La
aceptación de la soledad en compañía porque el amor sana, el amor
es el impulso para vivir, y los personajes de Muda están muy,
muy vivos. La vida como meta y como camino.
La
apuesta de Pablo Messiez en el montaje consiste en pocos elementos,
muy a la argentina, y sobre todo de rodearse de actores y actrices
que son un monumento a la interpretación. Marianela Pensado es tan
de verdad que toca, sufre, ama y calla desde su personaje para que
el espectador se llene de todo su mundo interior sin utilizar el
recurso textual. Oscar Velado bebe, acaricia, mira y recuerda con
tanta sinceridad que apreciamos su vida como si fuera nuestra.
Fernanda Orazi habla, ríe, habla, llora, recuerda, habla
convirtiéndose en un personaje frágil y fuerte en la palabra
interpretada con su habitual maestría. Tres grandes actores en
escena. Cada uno desde una posición diferenciada que les hace
unirse. Tres grandes.
Cada
montaje de Messiez nos transforma. Tengan por seguro que su personal
forma de percibir las narraciones no le van a dejarle nunca
indiferente, sin grandes aspavientos, tan solo llegando a cada uno de
nosotros en lo más cotidiano, único y profundo de nuestras
esencias.
Quedan
seis funciones en El Sol de York, pero siempre vuelven, porque en
todos sus montajes el boca oreja del público así lo reclama. Por si
acaso, vayan a verlas ahora para adentrarse en ese silencio de Ana
rodeado de palabras.
El
Sol de York. C/Arapiles,16
Director:
Pablo Messiez
Intérpretes:
Fernanda Orazi, Marianela Pensado, Oscar Velado
Duración:
75 min
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