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| Imagen promocional de la obra |
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es lo que cada día en millones de lugares distintos en todo el
planeta hacemos los seres —entendemos humanos— cuando tenemos que
rellenar un formulario burocrático, un examen, un carta o cualquier
otro documento en el que debemos identificarnos. Y esa identificación
es la marca que nos distingue, ese nombre puesto al azar por otros
—entendemos también humanos— que llevamos con nosotros por el
resto de nuestra existencia. Porque la inmensa mayoría lo mantiene
sea cual sea la marca que nos han asignado al nacer. Aunque tú te
quieras llamar Eufrasia, por ejemplo, si alguien eligió por ti
Azucena, pues Azucena serás te guste o no. Y esto solo es el nombre.
Imaginemos todos los identificativos que hoy en día tenemos a
nuestras espaldas, muchos de ellos elegidos al azar por otros, no por
nosotros mismos. Véanse por ejemplo, número de DNI, seguridad
social, cuentas bancarias, número de teléfono, número de empresa,
número de lista en clase, número de posición en el censo… y así
hasta un sinfín de pequeñas identificaciones que nos marcan y de
las que, en algunas ocasiones, es casi imposible desprenderse.
Si
lo piensas fríamente es
escalofriante. Porque esto pasa con los pequeños detalles a los que
puedes llegar a acostumbrarte sin esfuerzo, pero ¿y la nacionalidad,
el lugar donde vives, esa imaginaria raya que delimita tu sentir
patriótico, tu lengua, tu cultura, tu bandera y, si me apuras, tu
nombre, DNI, seguridad social y otra vez lo mismo de antes?
Cuartoymitad
Teatro
y Teatro
Defondo
nos lo muestran en formato microobras conexionadas todas por esa
marca identificativa, ese ser de cada uno. Bajo una cuidada dirección
y una excelente y original puesta en escena los actores, brillantes
en su interpretación, nos sitúan en posibles situaciones —más
que actuales— donde la búsqueda de la identidad, lo absurdo de ser
de aquí o de allí o la existencia misma del ser pueden desembocar
en lo que estamos viviendo hoy en día. No falta el humor —negro,
negrísimo en algunas escenas— que a ratos desencadenan risas
nerviosas. Porque lo que nos transmiten no es solo una ficción. Es
una realidad, exagerada, pero realidad. Y nos lo cuentan con un gusto
y claridad que más que una función teatral parecía una clase
magistral de historia, filosofía, sociología o psicología.
Con
unas
cajas de madera y unas tizas como escenografía logran que el público
asistente llegue a concentrar en su imaginación cada una de las
historias que nos transmiten de una forma explícita, sencilla y
divertida. Luego tú, cuando te vas, ya te encargas de pegarle unas
vueltas a la turbina para no perder esa fantástica costumbre de
refrescar a las neuronas que se habían quedado adormecidas. Porque
el fantástico elenco de actores logra que cada uno de nosotros diga
«joder, esto también lo he pensado alguna vez». Y sí, lo hemos
pensado seguro, pero ¿quién lo dice en alto?
En
Escriba
su nombre aquí
te lo dicen alto y claro en la Sala
Triángulo
todos los jueves y viernes de octubre a las 20:30h.
¿Si
yo soy yo y tú eres tú…? No, mejor ¿si mi ser es este y tu ser
es aquel…? No, no, no ¿si yo me llamo Eufrasia y soy de la Mancha
y…? Cuéntame tú.
Reparto:
Pablo Huetos, Rebeca Matellán, María Prado, Fernando de Retes,
Fátima Sayyad.
Dirección:
María Prado y Fernando de Retes
Dramaturgia
(a partir de la creación actoral): María Prado y Fernando Retes
Diseño
de iluminación: David Moreno
Diseño
de escenografía y vestuario: María L. Madrigal
Diseño
de espacio sonoro: María Prado
Coreografía:
Rebeca Matellán
Diseño
gráfico: Aresográfico
Fotos:
Javier Infante
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