De nuevo otro lugar más que se suma a la moda de microteatro. En el barrio de Malasaña, Espíritu 23 (C/Espíritu Santo, 23) abre sus alternativas puertas, a entre otros, un espacio para hacer obras de teatro.
Aquí
se aúnan diferentes proyectos para «gente con espíritu» ya que
su fundamento es el coworking,
otra forma de llamar a esos espacios cuyas salas albergan diferentes
profesionales que desarrollan su actividad, idea o profesión.
En
esta ocasión acudimos a ver una propuesta teatral en formato micro,
una obra poco acertada: La
muerte de un D. Juan de la
compañía Manos
de Cerdo.
Suponemos
que es por comenzar su andadura en esto de las microtablas.
Si
bien era un proyecto que pretendía trabajar el metateatro como
apuesta, esa apuesta era arriesgada dado el texto que se planteaba en
un tiempo muy determinado —15 minutos— y con un espacio que se podría
haber jugado mejor. Considero que a la dirección de la obra le
falta experiencia en este ámbito tan particular de las microobras,
que no por ser breves deben perder en calidad. Pero la experiencia
se alcanza con el tiempo, el trabajo, la escucha activa y la
motivación.
En
esta época donde prolifera el teatro exprés, en cualquier lugar,
con la ilusión de contar historias y buscar un medio de expresión
hay que guardar mucho respeto al público que consume este tipo de
espectáculos, ya que lo pequeño también puede ser grande.
Espíritu
23 tiene posibilidades por su ubicación y por la dimensión de la
sala donde se puede presentar las obras, así que esperemos que en
próximas ocasiones podamos ver otro tipo de proyectos teatrales.
Seguro
que es así.
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