Con motivo del estreno de la obra Pasos al azar en la Sala Triángulo, hablamos con sus actrices, una de ellas es además autora del texto. Para ello nos reunimos en la sala Espacio 8, donde han estado ensayando esta obra. Y por cierto no os perdaís la entrada que hemos colgado en el blog sobre la obra.
¿Por
qué ambientar una obra en el siglo de oro? ¿Es un paralelismo con
la época actual?
El Siglo
de Oro es un océano cultural donde sumergirse, es un pretexto para
preguntarse por el ahora, es un lugar indeterminado sobre el que
flotar y desahogarse. Hay tanta riqueza y documentación que uno no
para de crear y de alimentar al hambriento imaginario. Y esa es en
definitiva, desde mi punto de vista, mi labor como «artista».
Pasos
al azar,una
comedia negra con tintes críticos, ¿en qué sentido?
En el sentido de que necesitamos precisamente,
eso, un sentido, y entonces inventamos para generar sentido, el
absurdo de la existencia, quizás, pero nos preguntamos
verdaderamente hacia dónde nos empuja ese sentido. Es decir, parece
que nuestros verdaderos sueños, en este sistema que hemos inventado,
tienen el nombre de capitalismo, de status, en última estancia, de
poder.
No nos permitimos imaginar dar la vuelta al
mundo sin pensar que necesitamos que nos toque la lotería, casi
todos nuestros sueños hasta los más sutiles están empañados de
capitalismo.
¿Qué
ha sido lo mejor de trabajar la creación colectiva bajo un texto de
Ángeles Páez?
¡¡Ha sido la hostia...!! Jajajaja… pues
sinceramente supongo que ha sido muchas veces un martirio para el
resto, doy fe de que me quieren un montón, porque me costaba
desapegarme de textos que sobraban, había que reducir, y yo ofrecía
mis resistencias, negociando hasta el último minuto, jajajaja…. Es
decir, un infierno.
Pero cuando te implicas mucho en un proyecto
cuesta des-identificarse, es doloroso.
Todos los que formamos este equipo somos muy
pasionales. Las actrices defienden su «personaje» o su propio
«sentido» para llegar al personaje. La cúpula de la dirección
capitaneada por Rolando San Martín y nuestro allegado Alberto Huici,
tratan de hacernos comprender que ellos lo ven desde afuera y lo
tienen muy claro.
Y aquí todos amamos lo que hacemos y supongo
que entre nosotros nos amamos mucho también, porque si no, no sé si
hubiéramos podido… así que en resumen lo positivo… como
siempre, el amor.
Es
una obra de mujeres, pero ¿para qué público está pensada?
Para todos los públicos, creo que para todas
las personas que quieran verla.
Decidnos
tres pasos que se puedan dar para pensar y llevar a cabo la idea de
que otro sistema es posible.
—Intimidad
individual. Creo que es necesaria para conectar con nosotros mismos
para conocernos un poco mejor, y ser más fuertes, para saber qué es
lo que queremos, lo que necesitamos. Las creencias son como los
virus, acechan impunemente de forma sutil, es preciso estar sano,
conectado, quererse a uno mismo.
—Ser conscientes
del miedo. Muchas veces somos demasiado perspicaces y actuamos a la
contra, solo por miedo.
—Y el tercer pasó, me repito, pero creo que
es el amor.
¿Por
qué no podemos perdernos esta obra?
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