PIDE UN DESEO

Deseo es, sin duda, la obra de la temporada, y no solo porque esté dirigida por uno de los nombres más reconocidos de la escena contemporánea ni porque esté interpretada por actores de avalado prestigio en el panorama teatral y cinematrográfico (Enma Suárez, Belén López Celada, Luis Merlo y Gonzalo de Castro); ni siquiera porque el tema sea la anéctdota para narrar, desde lo que subyace a las pasiones y las pulsiones más íntimas e intensas, esos aspectos indomables de la personalidad humana; ni porque el ambiente que se recrea en la escena y el cuidado con el que está diseñada la escenografía, las luces y el espacio sonoro nos remitan a un lugar en el que se nos permite participar a la vez de lo real y de la ficción ―apoyada por el juego metáforico del laberinto circular en el que se convierte la casa donde se desarrolla la acción―. Un laberinto en el que los personajes entran pero del que no pueden salir tan fácilmente. Lo que hace, en definitiva, que Deseo sea Deseo, se da antes de la puesta en escena y viene dado por la mano de su autor, Miguel del Arco.

Porque aparte de director, Miguel de Arco es dramaturgo, un dramaturgo con proyección más allá de nuestras fronteras. Es uno de los escritores representados por Julián Quintanilla en su nueva  empresa cultural QdeQuintanilla una productora teatral y agencia, pionera en nuestro país, de representación de dramaturgos a nivel internacional.
Para adentrarnos en el proceso de creación que va desde la dramaturgia ―cuidada dramaturgia en sus diálogos― hasta la escena nos entrevistamos con Miguel en La Central del Museo Reina Sofía.

A continuación, la entrevista. Deseamos que os guste.

Hablando de la obra:

 ¿Qué cuenta Deseo?

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Deseo habla de las relaciones humanas, pero ¿desde qué aspecto: desde la búsqueda personal o en relación con los otros?

En todo conflicto humano, y al final el teatro representa todo tipo de conflictos, lo que representa es el conflicto contigo mismo y el que generas con los demás. Cómo te modifica lo que anhelas, lo que deseas, cómo modifica tu propio ser y cómo eso modifica en tu relación con los demás. Si fuera la confrontración con uno mismo haríamos un monólogo, pero en Deseo lo que se plantea es un enfrentamiento con los deseos y cómo ellos te modifican, cómo modifican los comportamientos con los demás y cómo los deseos de los demás modifican tus propios comportamientos.

¿Qué deseos vamos a ver en esta obra? Deseos como afectos o deseos como objetos de deseo.

Siempre manejábamos las acepciones de la RAE que tiene muchas, tres en realidad: tener anhelo de algo, sentir una pulsión muy grande o sentir un deseo sexual. Cuando se habla de deseo el primer pensamiento casi siempre te trae a la cabeza el deseo sexual, porque es el que más utilizamos. Pero  es que estamos hechos de deseos. Ya Shakesperare hablaba de la sustancia de la que estamos hechos comparándolo con los sueños, Creo que esos sueños se mezclan con el deseo, con el anhelo de cambio, de progresar, de conseguir tener algo que no tienes. Mi intención al escribir esta obra era hablar de todas estas cuestiones subterráneas, de todas estas pulsiones que nos van cincelando, a fin de cuentas.


¿De dónde nace la dramaturgia de la obra?

Después de ir con La función por hacer debajo del brazo porque era imposible colocarla, me planteé hacer un producto que fuera asequible que hablara de algo muy contemporáneo que fuera fácil de montar con pocos actores y me apetecía hablar de latencias y de los mundos subterráneos de la pareja. Por eso me inventé este grupo de amigos que se van durante un fin de semana a la sierra y los deseos les invaden.



¿Cómo surge poner en escena Deseo?

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Hablando de Miguel:

Autor y director, ¿en que ámbito eres más crítico con tu trabajo?

Soy bastente crítico en todos los sentidos. No me contemplo como autor, soy un director que escribe. Seguramente llegue un momento en el que alguien represente un texto que yo he escrito, ya he tenido experiencias en ese campo sobre todo como guionista de televisión. Pero mi mente es siempre de director, como directo escribo y como director me critico y siempre está esa parte que siempre digo «el paso atrás», no perder la objetividad sobre el producto que estás haciendo por más inmerso que estés en él. 

Te has posicionado como uno de los dramaturgos de referencia del panorama teatral actual, ¿condicionan las expectativas volcadas sobre tu trabajo a la hora de seleccionar un texto para dirigir?

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Además de director y autor llevas una productora Kamikace Producciones, ¿qué tipo de proyectos se acogen en ella?

Surge en el 2000 junto con Aitor Tejada, mi socio, hermano, amigo, paño de lágrimas, ayudante de dirección. Nosotros empezamos haciendo cine, porque estábamos en ese momento escribiendo para televisión y nuestros primeros proyectos fueron cortometrajes ―tres cortometrajes rodados entre 2000 y 2005― que funcionaron muy bien. A partir de ahí, porque nuestra formación era teatral, la necesidad fue abordar material teatral. Nos «tiramos al barro» y la primera idea fue montar La función por hacer, que se estrenó el 4 de diciembre de 2009, esto supuso un antes y un después en nuestra forma de hacer. Y aunque el núcleo duro de Kamikace somos Aitor y yo, luego se ha ido extendiendo en una suerte de fortuna, que tengo a gala decir, que es la creación del equipo, tanto en la parte artística ―con una serie de actores con los que colaboro habitualmente― como en la otra parte artística ―la ficha técnica podríamos decir― (músicos, iluminadores, sonidistas, escenógrafos...). Esto se ha ido agrandando hasta crear una gran famila, no sé si podremos abordar, por ahora, trabajos ajenos. Ese es el ideal, lo que pasa es que la vida está «muy malita», nosotros somos afortunados. Por ahora, de momento, no pensamos en cómo abordar para otros.

Como cierre, un deseo

 

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Ya sabéis, el deseo solo se salva, como la tentación, lanzándose a por él. Así que os convocamos a que os adentréis de lleno en esta magnífica función que se aloja en el Teatro Cofidís- Alcázar.

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