CASTING DE NINAS

TRIGORÍN.- ¿Yo? (Encogiéndose de hombros.)… Usted habla de celebridad, de ser feliz, de cierta vida luminosa e interesante; para mí todas estas bellas palabras son, perdone usted, como una mermelada de la que nunca como. Usted es muy joven y muy buena.

La gaviota
Anton Chéjov

De todas las acepciones de la palabra «original» voy a escoger la que la define como: que se remonta al origen, perteneciente a él.
El origen es lo que nos conecta con nuestra esencia interna de preferencias y creencias. Una de las lecciones que te dan cuando comienzas en este mundo de la palabra escrita para la creación es que indagues en tu origen, que escribas sobre lo que mejor conoces porque ahí pondrás conocimiento y vísceras.
Esto es lo que hacen María García de Oteyza y Rocio Literas con el texto de Dos Ninas para un Chéjov. Se nota que saben de lo que hablan y además que lo han vivido. Por eso es sincero.
Si buscamos otra acepción de «original» podemos encontrar esta que dice así: se aplica a la persona o cosa singular o poco corriente. Por tanto, como todo en la vida, este texto es original y no lo es a la vez. No es singular, ni poco corriente, pero si conecta con la esencia de las escritoras.
Cada cual que lo tome como quiera. Para eso sirven las contradicciones.
Lo que no cabe duda es de que Miriam Montilla es una actriz de solera, interpretando un monologo de Chéjov, que solo por eso merece la pena estar en la sala de La casa de la portera. Andrea Trepat, la otra Nina, es fresca y se le descubren posibilidades. Esta a la altura de Miriam, con la diferencia de la edad, esa que te hace haber tenido experiencias para después interpretar desde lo que los años te enseñan si quieres aprender de ellos. También del tema de la edad en los actores y actrices trata la obra, como Chéjov trata en La gaviota a su Nina frente al escritor consagrado.
Guiños y más guiños al ruso, al teatro con mayúsculas. Cuarenta y cinco minutos de algo denominado metateatro —que es la intención del dramaturgo de hablar de teatro, de sus técnicas y funcionamiento como tema dominante de la representación—.
Difícil tarea las que se han planteado estas jóvenes dramaturgas y directoras, de la que no salen excesivamente mal paradas porque, aunque les faltan vivencias, la obra rebosa amor y pasión por el teatro lo que es de agradecer, ya que el amor puesto en la creación es lo que te hace seguir investigando y creciendo. Intuyo que ellas seguirán este camino con gran destreza.
Y con todo lo dicho, la recomiendo. Es una representación muy digna.
Acudan a celebrar el comienzo de la semana con estas Ninas, que también son ustedes. Las magnificas mujeres que creó Chéjov siempre están de moda, porque son atemporales. Chéjov sí es imperecedero.




 

Texto: María García de Oteyza
Dirección: María García de Oteyza y Rocio Literas.
Ninas: Miriam Montilla y Andrea Trepat.

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