DESESPERANDO ETERNAMENTE

Cartel de la obra
 El Teatro Alfil acoge los domingos en su sala una de las obras fundamentales del teatro del absurdo escrita por Samuel Beckett a finales de los años 40, Esperando a Godot. La Nuca Teatro es la compañía murciana encargada de la puesta en escena bajo la buena dirección de Vicen Morales que ha tramado una representación bastante fiel al texto de Beckett, dejando patente la acción circular del argumento del mismo así como el tratamiento del tiempo como parte de una existencia tediosa, poco creativa y vacía de significado.
Vladimir y Estragón son dos tipos que se encuentran de nuevo en mitad de un camino, de no se sabe dónde, bajo un árbol y allí esperan a un tercer personaje, Godot, hasta el anochecer. Así un día y otro, esperan. Mientras esperan matan el tiempo hablando de nada y de todo, discuten sobre naderías y se encuentran con otros dos personajes, Pozzo y su criado-esclavo Lucky, con los que también entablarán conversaciones absurdas sin ningún principio ni fin, sin hilo argumental ni formato de conversación. El tiempo transcurre sin que pase nada o pase todo, según se vea; pero lo que va sucediendo es que los personajes comienzan a olvidar el porqué están allí, si han estado ya antes y, a veces, se olvidan unos a otros a pesar de encontrarse una y otra vez. Se va apreciando, según transcurre la representación, cómo los personajes van perdiendo la noción de los días, del tiempo y la esperanza de encontrarse con Godot. Los personajes están caracterizados muy acertadamente por Agustín Otón, Fran Freire, Miquel Marcos y José Tellez, dotándolos de unas personalidades especiales, altamente contradictorias y tocadas por un pesado tedio existencial. En la escena pasa el tiempo sin apenas suceder nada. Lo principal del argumento es la espera y frente a ella se centra toda la representación. Los personajes están marcados por un estatismo evidente, a pesar de sus torpes movimientos por el lugar. Se escudan también conversaciones incompletas, en silencios y discusiones absurdas, debido a que lo importante es esperar. Esperar no se sabe muy bien el qué.
Una escenografía bien planteada, rigurosa con el original, tiene pocos elementos decorativos para simbolizar el vacío, el sin sentido de esa absurda existencia: solo un árbol casi muerto, montoncitos de arena que reflejan la aridez del lugar y un juego de luces que hace que los matices luminotécnicos ayuden, tanto a los personajes como al espectador, a diferenciar el corte entre las dos escenas existentes, entre el transcurrir del día y la llegada desesperanzadora de la noche. El vestuario, del mismo modo, no tiene detalles destacables, salvo, la indumentaria de Lucky que le distingue del resto. No me pareció muy acertado, sin embargo, el recurso de sustituir al niño, que avisa de la no llegada de Godot, por un pequeño teledirigido; me resultó algo raro.
Todavía tienes tiempo de ver la versión de La Nuca Teatro de Esperando a Godot los domingos a las 20:30h hasta el 19 de junio en el Teatro Alfil.

«Sin el tiempo, esa invención de Satanás, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza». Antonio Machado


Apunta: Vir Casanova







Ficha artística y técnica
Dirección Escénica: Vicen Morales
Traducción: Ana María Moix
Reparto:
Agustín Otón - Estragón
Fran Freire - Vladimir
Miquel Marcos – Pozzo
José Tellez de Cepeda – Lucky
Claudia Morales – Voz Niño
Producción: La Nuca Teatro
Fotografía: Pilar Morales
Espacio Escénico y Vestuario: La Nuca Teatro
Realización Escenográfica: José Tellez de Cepeda
Iluminación: Rubén Pleguezuelos
Técnica Vocal: Carmen Acosta
Diseño de Cartel: El Hombre Cabra


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